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Hidrógeno y descarbonización del transporte marítimo

Según un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente y la Agencia Europea de Seguridad Marítima sobre el impacto del sector, el transporte marítimo genera el 14% de las emisiones mundiales de gases contaminantes. Los buques y otros vehículos marítimos, propulsados con motores alimentados por combustibles fósiles, producen grandes cantidades de emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y partículas finas (conocidas por sus siglas PM, del inglés “particulate matter”). Estos buques emplean combustible fósil de distintas clases, como el conocido gas natural licuado o GNL, cuyo impacto ambiental es elevado.

Al igual que el resto de los sectores económicos, la industria marítima se encuentra en pleno proceso de transición hacia la neutralidad climática, aunque hay que tener en cuenta que forma parte de la industria pesada, donde resulta más laborioso avanzar en los objetivos de descarbonización.

La Organización Marítima Internacional (OMI) aprobó en 2020 las enmiendas al Anexo VI del Convenio Internacional para la Prevención de la Contaminación por los Buques, donde establecía nuevos requisitos para disminuir las emisiones contaminantes con el objetivo de reducirlas al menos un 50% hasta 2050. Para conseguir este objetivo, desde la industria se está buscando el mejor modo de incorporar combustibles alternativos.

Además, el Plan del Objetivo Climático para 2030, en apoyo de la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente, señala que los combustibles sintéticos basados en hidrógeno serán cruciales para la descarbonización, en particular en el sector de la aviación y el marítimo. Como en otros sectores, la posibilidad de utilizar el hidrógeno como vector energético es una opción de futuro que puede jugar un papel central.

En el futuro, podremos contar con motores de buques 100% propulsados por hidrógeno. Se trabaja en la actualidad en compensar la baja densidad del hidrógeno (es decir, que ocupa mucho volumen por unidad de energía) mediante transporte a presión o licuado.

Por su parte, a corto plazo, las navieras están experimentando con biometanol, e-metanol y amoniaco verde (que pueden obtenerse a partir de hidrógeno renovable de manera sostenible). El metanol verde es el que está demostrando mejores resultados, mientras que el amoniaco verde resulta atractivo por su nulo contenido en carbono. Además, estos combustibles renovables apenas requieren modificaciones en los motores actuales, lo que hace muy fácil su pronta implantación.

Si nos centramos en proyectos actuales basados en hidrógeno, podemos destacar varias iniciativas.

En 2021, el Hynova 40, primer barco de recreo propulsado por hidrógeno verde completó varias horas de navegación.  En esta línea, la naviera MSC está investigando la viabilidad del hidrógeno de cara al futuro del transporte de contenedores. En Italia, la firma Lazzarini ha diseñado un yate de hidrógeno de 15.000 CV. En Noruega, la compañía HAV Hydrogen ha anunciado una nueva tecnología que permite adaptar barcos al uso del hidrógeno, instalando contenedores en cubiertas de barcos antiguos. En Reino Unido, la británica ACUA Ocean está diseñando un prototipo de plataforma marítima propulsada por hidrógeno, denominada H-USV.

Si nos centramos en infraestructuras y a nivel nacional, el Puerto de Valencia se ha convertido en uno de los primeros en Europa en comenzar a desplegar la tecnología del hidrógeno en su actividad. También la naviera Maersk ha puesto en marcha un hub para producir metanol verde, un derivado del hidrógeno, en dos futuras plantas que estarán ubicadas en Andalucía y Galicia.

En general, para cumplir los objetivos de descarbonización es preciso acelerar los planes de transformación energética. En la industria marítima, las compañías necesitan impulsar embarcaciones adaptadas a estas necesidades. Como es natural en todos los sectores, será esencial la colaboración de las compañías y proveedores de tecnología, gobiernos, organismos reguladores, operadores, inversores e incluso de los consumidores finales. En este contexto, el hidrógeno debe continuar avanzando para jugar un rol cada vez más determinante.