ECONOMÍA,  HIDRÓGENO

Por qué el Banco Europeo del Hidrógeno es una gran noticia y cómo puede impulsar los proyectos en España

Hace tan solo unos meses la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, anunciaba en el Parlamento Europeo la creación del Banco Europeo del Hidrógeno. Este instrumento permitirá movilizar 3.000 millones de euros de inversión que irán dirigidos a construir, en palabras de la mandataria, “un mercado para el hidrógeno, a fin de cerrar la brecha de inversión y conectar la oferta y la demanda futuras”.

La creación de un Banco del Hidrógeno europeo es una extraordinaria noticia que permitirá la aceleración de la implantación de la economía del hidrógeno por numerosas razones.

En primer lugar, supone un impulso decisivo para la inversión en tecnología e infraestructuras. Numerosos análisis subrayan que el desembolso necesario para llevar a cabo la transición energética en los sectores en los que pueden sustituirse los combustibles fósiles será considerable. Para ello, la colaboración público-privada es imprescindible; en concreto, el apoyo de la Unión Europea con una inversión específica es fundamental.

Por otro lado, permitirá que aumente la producción de hidrógeno en la UE, una cuestión clave para reforzar la competitividad y garantizar la disminución de precios en el futuro. La iniciativa del Banco Europeo del Hidrógeno parte de la estrategia del Pacto Verde europeo y tiene su base en el ambicioso plan REPowerEU, destinado a conseguir el cambio de paradigma hacia un modelo productivo verde. Favorece, por tanto, la producción de hidrógeno procedente de fuentes renovables, lo que a su vez requiere incentivos que permitan a los Estados miembros operar en el mercado global en igualdad de condiciones.

Además, supone un esfuerzo relevante por simplificar el marco normativo, facilitando la puesta en marcha de los proyectos actuales y ofreciendo la posibilidad de que surjan nuevos proyectos; a su vez, la proliferación de iniciativas relacionadas con el hidrógeno verde dará lugar a las esperadas ‘economías de escala’, que tanta certidumbre aportan en los mercados. En definitiva, contar con un marco reglamentario más flexible pero armonizado, con unos estándares comunitarios, permitirá que el hidrógeno se desarrolle y madure libre de cargas administrativas y fomentará la cooperación entre los Estados miembros.

En el caso concreto de España, este instrumento puede servir de palanca para convertir al país, bien posicionado desde el punto de vista energético, en una de las grandes potencias del hidrógeno verde. La Península Ibérica, gracias a su morfología, cuenta con abundantes recursos naturales como el sol, el viento y el agua, y una gran experiencia industrial. El pasado de gestión de España, que ha dejado como legado infraestructuras maduras, y una buena cartera de renovables en crecimiento, pueden tener en este Banco Europeo del Hidrógeno su gran impulso.

Los efectos reales y efectivos del Banco Europeo del Hidrógeno aún tienen que materializarse, puesto que todavía no se ha activado la inyección de estos fondos europeos, pero todo apunta a que tendrá un papel clave en la transición energética hacia la descarbonización. Una gran apuesta para Europa y para España.