Contenido del artículo
Introducción
En el momento actual que vivimos, donde la pandemia del Covid-19 copa todas las cabeceras y amenaza al mundo tal y como lo conocemos, cobra más importancia que nunca perseguir una recuperación y un crecimiento económico que esté acompasado y equilibrado con una progresiva descarbonización de todos los sectores, incluyendo el sector del transporte, el industrial, el residencial y el energético.
El Pacto Verde, o ‘‘Green Deal’’ en inglés, surge como la necesidad de ese crecimiento acompasado de una sostenibilidad medioambiental. Este pacto europeo, presentado el 11 de diciembre de 2019, persigue la neutralidad climática para el año 2050 entre los países que conforman la Unión Europea. Para conseguir esta neutralidad, el Pacto Verde es imparcial desde el punto de vista tecnológico, es decir: no establece a priori ningún tipo de tecnología que deba predominar sobre las otras a la hora de lograr el objetivo, sino que identifica las problemáticas a resolver o las acciones a llevar a cabo.
El hidrógeno en el Green Deal
Pese a esta búsqueda equitativa, hay muy pocas tecnologías con la transversalidad y la capacidad de integrar y acoplar sectores como permite el hidrógeno. Considerado como un vector energético, el hidrógeno puede ser producido desde fuentes de energía renovable, acoplando así el sector eléctrico a otros sectores, como el del gas para uso residencial, el del combustible empleado en el transporte o el de la materia prima empleada en la industria. Esto contribuye a una descarbonización plena y a lograr esa neutralidad climática que se persigue en Europa.
Por otra parte, la capacidad del hidrógeno de ser producido “in situ” a partir de fuentes renovables contribuye al desarrollo de una economía local y a la creación de puestos de trabajo. Estos puestos relacionados con la industria del hidrógeno, de alto valor añadido y repartidos en diferentes regiones de la Unión Europea, se cifran en unos 5’4 millones de aquí al año 2050. Es por tanto una respuesta clara a otro de los principales objetivos del Pacto Verde: la necesidad actual de volver a desarrollar un sistema económico que potencie a toda la población del viejo continente.
La industria europea del hidrógeno
La industria europea del hidrógeno ha sido muy concreta a la hora de establecer una propuesta de mecanismo de actuación que permita, empleando este vector energético como eje principal, contribuir al desarrollo y a la sostenibilidad de Europa. La propuesta “Green Hydrogen for a European Green Deal: A 2×40 GW initiative” recoge la posibilidad de desarrollar en Europa las capacidades de producción y fabricación de hidrógeno. También plasma el potencial de, en menos de una década, desplegar igualmente en el continente las plantas de producción de hidrógeno renovable de 80 GW de electrólisis, distribuida en dos grandes focos de 40 GW cada uno de aquí al año 2030.
Uno de estos dos grandes focos de electrólisis estaría situados en Europa: 40 GW, de los que 6 GW estarían destinados a la producción cautiva -aquella que se da en el mismo lugar en el que se consume- y los otros 34 GW serían comercializados en el mercado europeo del hidrógeno, y los otros 40 GW en el entorno más cercano de la Unión Europea (Ucrania, Norte de África…), de los que 7,5 GW estarían orientados a la producción de hidrógeno para el consumo doméstico y los restantes 32,5 irían destinados a la exportación a Europa. Esta localización viene fundamentalmente determinada por el recurso renovable a aprovechar en mayor medida: el ejemplo del recurso eólico en el caso del Mar del Norte y el recurso solar en el caso del entorno del Mediterráneo y sur de Europa.
Hydrogen Europe
Hydrogen Europe, la asociación que aglutina al sector europeo del hidrógeno, estima que para lograr estos 2×40 GW de electrólisis, sería necesaria una inversión de 25-30 billones de euros. Esta inversión abriría la puerta a un nuevo paradigma energético en el que se crearían hasta 170.000 puestos de trabajo solo para construcción y mantenimiento de los equipos, y se evitaría la emisión de 82 millones de toneladas equivalentes de CO2.
Lo más importante de este planteamiento es, sin duda, que este plan lograría reducir el precio del hidrógeno renovable a 1’5€ el kilogramo, lo que lo haría competitivo con el hidrógeno convencional actual, que está producido a partir de recursos fósiles. Esto permitiría el uso del hidrógeno renovable en todos los sectores, haciéndolo económicamente competitivo.
Conclusión
En definitiva, en un momento en el que se busca aunar el desarrollo económico con la descarbonización, la apuesta por un vector energético renovable y sostenible, que puede ser producido localmente y empleado en diferentes sectores como es el hidrógeno verde, puede jugar un papel fundamental en el Pacto Verde o Green Deal, contribuyendo al nuevo desarrollo de Europa.