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HIDRÓGENO

El momento del Hidrógeno Renovable

Uno de los problemas que presenta el despliegue de la Economía del Hidrógeno Renovable es el llamado “dilema del huevo y la gallina”, es decir, ¿es necesario tener la producción de hidrógeno renovable primero o la demanda?; ¿es necesario tener primero la infraestructura o la necesidad de distribuir el hidrógeno renovable?

En mi opinión, el verdadero motivo por el que la Economía del Hidrógeno Renovable no despega es porque no hay una regulación que obligue a la mezcla; todo lo demás es engañarnos con grandes anuncios de prensa que nunca se convierten en realidad.

En estos momentos, la política y la ideología están jugando, sin darse cuenta, a favor de mantener el statu quo actual, favoreciendo a los que tienen sus negocios basados en el petróleo y el gas natural, que son los que salen beneficiados con lo que está pasando.

Y, entre tanto, hemos alcanzado en 2023 un nuevo pico de emisiones de CO2, según los estudios de Global Carbon Project (https://www.globalcarbonproject.org/).
Recientemente, se publicó un estudio de Bloomberg (https://about.bnef.com/blog/hydrogen-offtake-is-tiny-but-growing/) que dice que solo el 10% de los proyectos anunciados en el mundo tienen un comprador para su hidrógeno en 2030; el resto, siguen a la espera de un cliente para poder avanzar.

En mi opinión, como he dicho antes, el “dilema“ se resuelve regulando la obligación de mezcla, en el hidrógeno fósil y en el gas natural que consumimos, de un cierto porcentaje de hidrógeno renovable. Este mecanismo es muy bien conocido por el regulador, pues ha sido la vía que empleó para el despegue de los biocombustibles en EEUU, la Unión Europea y Brasil.
Si existiese una regulación que estableciese que todo hidrógeno fósil y el gas natural que se vendiesen estuviesen obligados a llevar un 5% de hidrógeno renovable, y esto se implementase en geografías como EEUU, Unión Europea y Asía (India, Corea del Sur y Japón) y Australia, habría empezado la verdadera revolución de la Economía del Hidrógeno y éste sería una realidad en 20 años. Nótese que me refiero a un 5% medido en energía, no en volumen o en masa.

Solo con este volumen de producción de hidrógeno se lograría mejorar la eficiencia y reducir sus costes, y se reducirían también los asociados a los equipos necesarios (electrolizadores, compresores…), como se redujeron los de la energía eólica y fotovoltaica. Además, se crearía el mercado que permitiría a los potenciales grandes países productores, como Chile u otros, exportar hidrógeno renovable.

Téngase en cuenta que aproximadamente el 70% del coste del hidrógeno renovable es el precio de la electricidad. Si se reducen costes con grandes plantas y la economía de escala, y se mejora la eficiencia del proceso, se podrá ir aumentando progresivamente el porcentaje de mezcla, e ir reduciendo el perverso impacto que los combustibles fósiles tienen en la distribución de la riqueza mundial y en el cambio climático.

Habrá quien diga que el hidrógeno renovable es más caro que las alternativas, y que esto hará perder competitividad y generará inflación a corto plazo; pero decir esto es faltar a la verdad de las estadísticas.

En la actualidad, el hidrógeno renovable está (dependiendo del precio del petróleo y del gas natural) como a dos veces el precio del hidrógeno fósil y a tres veces el del gas natural; y esta distancia se reduce de año en año; mezclar un 5% de hidrógeno renovable en el fósil aumentaría su coste en un 5%; y mezclar ese 5% con gas natural, aumentaría el coste total del resultante en un 10%.
Reflexionemos, ¿cuánto ha variado en los últimos años el precio del petróleo y del gas natural?

Por poner un ejemplo, el coste del gas natural importado en Europa se ha multiplicado por 10 en los últimos 3 años; una subida de un 900 %.

 

 

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Figura: European Union Natural Gas Import Price (I:EUNGIP), en USD por MMBTU, extraída de ycharts.com

 

Resulta claro que la oscilación de un 5 o un 10% es insignificante en la evolución de los precios de los combustibles fósiles, pero es que, además, se reduce la dependencia energética y se recorre el camino de una verdadera descarbonización.

¿Dónde está la ideología y la política que tanto bloquea la regulación para regocijo de los actuales actores energéticos tradicionales?
En decir que, si se mezcla el hidrógeno renovable con hidrógeno fósil o con el gas natural, el hidrógeno renovable “se ensucia “ o pierde parte de su valor.

¿Pero decimos lo mismo con la electricidad renovable que se vierte en las redes eléctricas? Ahí hay electricidad proveniente de combustibles fósiles y renovables, y nadie se ha planteado hacer redes diferentes; pero es que, más aún, aunque se hiciesen redes eléctricas independientes para electricidad fósil y renovable, éstas se mezclarían al consumirlas…

La idea de no mezclar el hidrógeno renovable con el fósil, o con el gas natural (y otros combustibles fósiles) es absurda, y mata (o al menos, retrasa “sine die”) la economía del hidrógeno renovable.
Se necesita mezclar de forma progresiva el hidrógeno renovable para introducirlo en el mercado, abaratar su coste, crear tejido industrial y puestos de trabajo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y controlar el precio de los combustibles que consumimos.

Por último, voy a hacer un ejercicio cuantitativo de lo que estoy explicando. La siguiente tabla refleja, para las principales regiones del mundo, el actual consumo de gas natural y de hidrógeno, así como el hidrógeno renovable que habría que producir para sustituir el 5% de los dos anteriores. El resumen sería que se movilizarían inversiones por 526 miles de millones de Euros, se evitarían anualmente 378 millones de toneladas de emisiones de CO2 y se podrían generar cerca de 8 millones de empleos.

 

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Para hacer estos números, considero que la economía del hidrógeno renovable se desarrolla en plantas de electrólisis integradas verticalmente con eólica, fotovoltaica, u otras renovables y no conectadas a la red eléctrica.

En este sentido, salvo excepciones, esta premisa de que las plantas de hidrógeno renovable, para su viabilidad, tienen que estar conectadas a la red eléctrica para asegurar su uso 24 horas siete días de la semana (24/7) es otro error que encarece enormemente la economía del hidrógeno renovable y la hace no competitiva. Esto ocurre cuando se asumen consideraciones teóricas alejadas de la realidad.

Hay dos motivos que favorecen las plantas no conectadas a la red: uno es el precio de la electricidad, y el otro que, actualmente, hay tecnologías probadas que permiten a plantas aisladas de la red su uso 24/7.

Para que el hidrógeno renovable sea competitivo, el precio de la electricidad cien por cien renovable no debe estar más alto que 2’5 céntimos de euro el kilovatio*hora, y las plantas de hidrógeno renovable, incorporadas en el centro de grandes plantas renovables (eólica o fotovoltaica) permiten abaratar costos y llegar a estos precios a medio plazo. Todos sabemos que hoy, la electricidad de la red es más cara que eso y más todavía si tiene que ser cien por cien renovable.

Y, en lo relativo a la operación continua, las tecnologías de baterías y sales fundidas a alta temperatura, que están perfectamente probadas, permiten mejorar la eficiencia y producir hidrógeno renovable 24/7 en plantas aisladas.

Termino resumiendo, aunque pueda molestar y vaya en contra de las tesis reinantes: solo mezclando y con plantas integradas verticalmente se conseguirá la revolución real y operativa de la economía del hidrógeno renovable.